lunes, 5 de agosto de 2013

Portugal 2013

Domingo 28 de julio, nos vamos a pasar unos días a Portugal, ese precioso país que tenemos como frontera, que en muchas ocasiones olvidamos tenerlo tan cerca y que tan bien nos tratan.

Nos moveremos por las regiones Centro-Lisbon y nuestra primera parada será Aveiro. Así que madrugamos un poco para llegar lo antes posible y poder aprovechar el día al máximo.

En poco más de 5 horas estamos en Aveiro, lo primero que hacemos es alojarnos y lo segundo desayunar que llegamos con el estómago pidiendo guerra.
Una vez alimentados, empezamos a recorrer esta bonita ciudad paseando por sus canales repletos de barcas multicolores que le dan un encanto especial. Algunos la llaman la Venecia Lusa o Portuguesa.

La parte más atractiva de la ciudad está alrededor del puente sobre el canal principal. Recomendable visitar el mercado de pesca, las casas de color pastel de algunas calles y su renovada y moderna zona comercial.

Por la tarde nos acercamos hasta la laguna y playas de Aveiro. Praia da Barra es la más cercana a Aveiro, se encuentra a  9 kms. Estupendas playas bañan toda esta costa, otra cosa es tener el valor de darse un chapuzón, aguas heladoras, fuertes olas y corrientes sacuden todo este litoral.
Casas pintadas a rayas blancas y colores pasteles, es la tónica general de este magnífico lugar.

Lunes 29, desayunamos tranquilamente y seguimos visitando la ciudad y sus canales. Hacemos unas fotos y salimos con dirección a Coímbra, nuestra próxima parada.

A primera hora de la tarde llegamos a Coímbra, ciudad que presume tener una de las antiguas universidades del mundo y la más antigua de Portugal.

En lo más alto de la ciudad, se encuentra su Universidad. La torre con reloj llamada "A Cabra" domina todos los edificios que componen dicha Universidad.

Después de la visita, enfilamos cuesta abajo entre sus entresijos de calles visitando de camino la catedral vieja y continuando hasta llegar hasta al centro de su casco histórico, repleto de cafeterías y terrazas donde poder tomar un buen café o porqué no, una buena cerveza.

Continuamos visitando más y más lugares como la Catedral Nueva, el Monasterio de Santa Cruz, el Seminario Mayor, los Jardines Largo da Portagem, Jardín da Manga y  terminamos en el Jardín da Sereia conocido como Parque Santa Cruz.

A unos 30 kms de Coímbra, se encuentra el Bussaco Palace, un magnífico 5* en el que nos vamos a dar el caprichazo de pasar esta noche.
Nos entregan la llave de nuestra bonita habitación, dejamos nuestras maletas y salimos a recorrer los exteriores de este palacio.

Y por la noche nos pusimos muy guapos y a cenar que nos fuimos.Todo exquisito, en su punto y una botella de vino blanco que cayó, no quedó ni para regar los tiestos.
De aquí a la habitación a descansar, mañana será otro día.

Martes 30, amanece un día precioso. Dejamos la habitación y a desayunar que nos vamos. y que mejor que una copita de champagne para empezar el día?

Damos un paseo por el bosque de Bussaco para bajar un poco el copioso desayuno, recogemos trastos y cambiamos de lugar.

De camino a Nazaré, nos acercamos hasta la Playa de Mira, muy demandada  durante los meses estivales.
Aprovechamos a darnos un baño, nos comemos unas sardinas asadas y seguimos camino.

Llegamos a Nazaré, nos alojamos en el pueblo, en la parte alta y después de comer nos vamos hasta su gigantesca playa a darnos un baño, aunque más que baño es remojón justo en la misma orilla. El mar está muy bravo, te arrastra hacia adentro y no estamos para sustos.

La playa y la parte del pueblo más nueva vista desde los miradores que hay arriba en el casco viejo. En estas playas se dan las olas más grandes del mundo.
En enero de 2013, el brasileño Carlos Burle cabalgó sobre una ola de más de 30 metros.
Cenamos de picoteo y a dormir.

Miércoles día 31, para las 11 de la mañana estamos en Óbidos, un pueblo encantador, rodeado por una muralla almenada clásica y que cuenta con un maravilloso centro histórico.

Un laberinto de calles empedradas, casas gustosamente adornadas con flores y vivos toques de pintura amarilla y azul, engalanan este pueblo.

Es posible pasear por encima de toda la muralla y las panorámicas que ofrece tanto del interior del pueblo como del exterior son únicas.

Foto desde la muralla sobre la bien cuidada ciudad de Óbidos.

Y con este brindis nos despedimos de Óbidos y Portugal hasta una próxima ocasión que estoy seguro que la habrá y más pronto que tarde.



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